y cada vez que yo me muero de frío no me abrigas,
tú te desnudas,
y me abrazas,
y no encuentro metáfora mejor para decir
que eres eso de lo que todos hablan,
pero mío,
el amor de mi vida.
Si al rato tengo calor,
me susurras inviernos al oído,
me soplas el cuello como una brisa de primavera
y terminas empapándome de todas esas noches frías
en las que nos habríamos derretido
con tal de habernos podido dar un poco de calor.
Eres el vuelco al corazón tras una buena noticia,
lo que se siente al volar por primera vez,
ese cosquilleo en la espalda,
y en todo el cuerpo cada vez que te veo,
cada vez que te pienso,
los 10 segundos antes de verte;
los nervios,
las prisas,
el deseo cuando la vela se apaga.
Un regalo inesperado
que ha cambiado tanto mi vida
que ya no entiendo de los días,
de las horas o los minutos,
si no es una cuenta atrás
que termine con tu mano en mi cintura
y mi boca en tu sonrisa.
Si crecen preguntas en tu ombligo
prometo responder con besos y versos,
para que jamás olvides
que lo que tú tienes dentro,
eso, es lo más bonito que yo he visto en la vida.
"Deja de respirar por un minuto y sentirás lo que yo siento cuando tú no estás"
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