Sin embargo, hace poco, descubrí que, durante mucho tiempo, he ido creando una, sin tener siquiera consciencia de ello.
Mi colección la forman las cosas que nunca te he dicho.
(Cómo no, tenía que tener algo que ver contigo).
Metáforas aparte, si sabes buscar bien, podrías encontrar en algún lugar de mi cuarto un par de cuadernos: uno morado y otro beige, llenos de frases inconexas que, desde el primer trazo, intentaban marcar un antes y un después en mi concepción de lo que "necesito".
Durante mucho tiempo tuve más cosas que decirte de las que yo misma, que siempre he sido de pocas palabras, podía abarcar, y eso me llevó a escribirlas.
En la página número tres, plasmé la forma arrasadora de mirarme que tenían tus ojos la primera vez que te vi después de años.
Recuerdo haber llorado encima de la página catorce, (dónde aún quedan los rastros salados de dos gotas que recorrieron mi mejilla) en la que sólo hay ocho letras conjugadas formando dos palabras (tan efímeras en tu boca como una cerveza en tus manos).
En la número veintitrés, conseguí por fin dormir toda la noche de un tirón.
La treinta y seis me vio sonreír contándote que estaba feliz después de todo. Que otros ojos me miraban parecido a como tú lo hacías. Fue la primera vez que escribía "todo va bien", recuerdo incluso haber usado exclamaciones.
Después, la página cincuenta, ajustó mis cuentas pendientes y le dijo adiós definitivamente al nuevo encuentro de hace años, y me sentía mal, pero feliz. Como una de esas veces en las que crees que estás soñando pero todo está pasando en realidad.
Invertí cincuenta noches rellenando cincuenta páginas en las que sólo plasmaba la suerte que tuve al conocerte. Quizá esperabas algún "Te echaré de menos", o uno de esos jodidos "Ojalá no te hubiera conocido nunca"... pero no fue así. Me hice la fuerte. Soy fuerte. Y aunque me moría de ganas de decirte que te iba a echar de menos, me las aguanté. (Como una campeona). Ni una de esas páginas dice nada de eso, me lo tomé lo mejor que pude y seguí adelante.
Creo en la inercia, creo en el destino y sobre todo: Creo en que el tiempo pone cada cosa en su lugar. Y yo aún tengo muchas páginas en blanco en mi cuaderno.
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