lunes, 22 de octubre de 2012

Hay días..

Hay días que quieres que no acaben nunca, porque son días perfectos, días en los que todo sale tal y como esperabas; cada segundo es igual o mejor que el anterior. Son días que cuando te metes en la cama y te pones a hacer un poco de balance, no te salen las palabras de lo genial que ha sido todo y te limitas a decir: ¡Qué buen día joder!
En cambio, hay otros días, que deseas que no hubieran existido nunca, que deseas no haberte despertado, ni haber salido de la cama, tras hacer balance la noche anterior. Son días que deseas que fuesen lo más breves posible. Son días en los que sólo quieres estar en casa, pero no en la tuya, encerrada en la habitación y desconectar del mundo... Dejar de lado todo lo que pasa a tu alrededor. Y hoy es uno de ellos...

Pero sabes que no puedes, que tienes que salir de esa cama, y afrontar el día con tu mejor sonrisa. Y ponerte tus nuevas botas, aunque no llueva, sólo por la ilusión de pisar los charcos. 
Aprender a bailar bajo la lluvia, nunca está de más, aunque no llueva.. 
Hay que aprender a mirar bajo nuestros pies, pisar el suelo a pesar de los charcos, y que no nos importe mojarnos. Antes o después sale el sol, y que lo haga por donde quiera, que aquí estoy yo.



Lo mejor que nos puede pasar es volver a ser niños, porque definitivamente, las rodillas raspadas duelen menos que los corazones rotos...



Lucía.

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