sábado, 8 de diciembre de 2012

Desordenada.

El agua se escurre entre tus dedos. Las gotas se sostienen un momento. Pero caen, y desaparecen de tu vista.
Sientes que los momentos pasaron y ya no volverán. Tus palabras murieron en esos pensamientos y ya nadie podrá escucharlas. Para ellas, el mañana ya no existe.
Porque como tú, nacieron para SER, pero el momento pasó y ahora no volverá.
¿Acaso crees que la vida te dará otra oportunidad?
Esa sensación de tu estómago ha vuelto, y sientes que no habrá otra vez.
Te miras al espejo y sabes que tus ojos no atraparon la luz en su momento y, aquello que no hiciste, no volverá hacia ti.
Es la vida la que se escurre entre tus manos. 
Hay una estrella solitaria allí en el cielo. Está sola. Sola con la oscuridad de la noche que le rodea.
Te preguntas si en realidad así es tu vida. Porque el tiempo no parece que haya pasado, el latir de tu pecho se siente como antaño.
Y sin embargo, sabes que mañana será igual. Sabes que siempre será igual.
Hace frío en la brisa de la noche. Tus manos se resienten, quieren estar acompañadas.
Esa vieja sensación, que necesita saber de alguien que camine a tu lado, quizás muera con el amanecer y todo acabe.

No todos los sapos se vuelven príncipes, por mucho que los beses...



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