Puede que esta noche caiga por tu piel el frío que ahora siento, y no necesites mi consuelo, porque creerás que es cuestión del tiempo. Que la noche es gélida y que tú sólo necesitas refugiarte del invierno.
Puede que el alcohol te llevase a frases etilizadas, sin más verdad que una verdad distorsionada. Puedes cerrar los ojos, y no ver nada; incluso abrir la vida de una sentada, y no ver nada.
Y, mientras, yo, puedo y debo pensar que todo es cuestión de filosofía. Mientras me mueve la pasión y no el alcohol, ni la noche, ni tu cuerpo, ni tu sonrisa, ni tu protección.. De una noche que conservo celosamente con cariño, de por vida...
Mientras, tú, que no ves más que el empirismo de las rutinas y, yo, que no veo más que con los sentidos. Y mi sentido común es demasiado peculiar para tu vulgar egoísmo. Y es entonces cuando, siento haber sentido. Siento haber sentido por quien jamas hubo existido. Por quien tan sólo fue una invención de un par de noches, con las cuales he soñado desde que comprendí que el amor no era eso. El amor es apartar los miedos.
Pero tú jamás llegarás a los parámetros del amor en su totalidad..
Tú, que te delimitas en tu amor propio.
Tú, que no connotas de versos cualquier simple gesto.
Tú, que no te dejas llevar por las vísceras.
Tú, que eres frío como el invierno. Del que no quieres ser consciente y finges no saberlo. Del que cargas la culpa al tiempo...
Tú, que para el amor no hayas tiempo.
Tú, quien jamás se dejará amar por miedo a amar.
Mientras te escondes en tus pretextos y mentiras, yo me desnudo en un intento por hacerte recapacitar, hacerte profundizar y hacerte meditar. Por hacerte sentir la poesía que emana de ti hasta la sed de mis ojos. Aunque sepa que es en vano, que las personas así no cambian. Me da pena, que te quedes ahí. Estancado. Como hace cinco años.
Tú, nacido para hacerme sentir después de tanto tiempo...
Y sufrir...
Y aunque no quiera nada y estoy quemada, me da pena..