miércoles, 19 de diciembre de 2012

"Es apartar los miedos"

Puede que esta noche no sueñes conmigo, ni que pienses en mi, por poco tiempo, sin intensidad, sin dejarte la vida en ello.
Puede que esta noche caiga por tu piel el frío que ahora siento, y no necesites mi consuelo, porque creerás que es cuestión del tiempo. Que la noche es gélida y que tú sólo necesitas refugiarte del invierno.
Puede que el alcohol te llevase a frases etilizadas, sin más verdad que una verdad distorsionada. Puedes cerrar los ojos, y no ver nada; incluso abrir la vida de una sentada, y no ver nada.

Y, mientras, yo, puedo y debo pensar que todo es cuestión de filosofía. Mientras me mueve la pasión y no el alcohol, ni la noche, ni tu cuerpo, ni tu sonrisa, ni tu protección.. De una noche que conservo celosamente con cariño, de por vida...

Mientras, tú, que no ves más que el empirismo de las rutinas y, yo, que no veo más que con los sentidos. Y mi sentido común es demasiado peculiar para tu vulgar egoísmo. Y es entonces cuando, siento haber sentido. Siento haber sentido por quien jamas hubo existido. Por quien tan sólo fue una invención de un par de noches, con las cuales he soñado desde que comprendí que el amor no era eso. El amor es apartar los miedos.

Pero tú jamás llegarás a los parámetros del amor en su totalidad..
Tú, que te delimitas en tu amor propio.
Tú, que no connotas de versos cualquier simple gesto.
Tú, que no te dejas llevar por las vísceras.
Tú, que eres frío como el invierno. Del que no quieres ser consciente y finges no saberlo. Del que cargas la culpa al tiempo...
Tú, que para el amor no hayas tiempo.
Tú, quien jamás se dejará amar por miedo a amar.

Mientras te escondes en tus pretextos y mentiras, yo me desnudo en un intento por hacerte recapacitar, hacerte profundizar y hacerte meditar. Por hacerte sentir la poesía que emana de ti hasta la sed de mis ojos. Aunque sepa que es en vano, que las personas así no cambian. Me da pena, que te quedes ahí. Estancado. Como hace cinco años. 

Tú, nacido para hacerme sentir después de tanto tiempo...
Y sufrir...


Y aunque no quiera nada y estoy quemada, me da pena..

sábado, 8 de diciembre de 2012

Desordenada.

El agua se escurre entre tus dedos. Las gotas se sostienen un momento. Pero caen, y desaparecen de tu vista.
Sientes que los momentos pasaron y ya no volverán. Tus palabras murieron en esos pensamientos y ya nadie podrá escucharlas. Para ellas, el mañana ya no existe.
Porque como tú, nacieron para SER, pero el momento pasó y ahora no volverá.
¿Acaso crees que la vida te dará otra oportunidad?
Esa sensación de tu estómago ha vuelto, y sientes que no habrá otra vez.
Te miras al espejo y sabes que tus ojos no atraparon la luz en su momento y, aquello que no hiciste, no volverá hacia ti.
Es la vida la que se escurre entre tus manos. 
Hay una estrella solitaria allí en el cielo. Está sola. Sola con la oscuridad de la noche que le rodea.
Te preguntas si en realidad así es tu vida. Porque el tiempo no parece que haya pasado, el latir de tu pecho se siente como antaño.
Y sin embargo, sabes que mañana será igual. Sabes que siempre será igual.
Hace frío en la brisa de la noche. Tus manos se resienten, quieren estar acompañadas.
Esa vieja sensación, que necesita saber de alguien que camine a tu lado, quizás muera con el amanecer y todo acabe.

No todos los sapos se vuelven príncipes, por mucho que los beses...



jueves, 6 de diciembre de 2012

Metáforas.

Siempre he hablado de ti como esa pequeña historia que cuentas cuando quieres verte reír, o cuando quieres acabar las frases sin aliento.
Llegaste casi de casualidad, alterándolo todo.
Siempre anticipabas las mareas, y si la luna estaba un poco más grande que de costumbre, me sacabas de casa a bailar bajo la luz de las farolas del vecindario. Todo iba bien, a veces, hasta parecía que podrías borrar lo que antes me había estado sirviendo de oxígeno, e implantar tu aire en mis pulmones para respirar un poco.
Entonces llegaron los reproches, y se empezó a distorsionar esa realidad tan paralela y absurda en la que me había acomodado. Las malas contestaciones, los llantos que antes eran sonrisas, las miradas empezaron a gritar, y ahí ya no hubo manera de controlarlo.
Aparecieron las pesadillas, las llamadas a un número ocupado que no hacía más que comunicar, aunque no hablaras con nadie (o eso decías), las fobias a todo lo que te/me recordaba a ti/mí.
Esa extraña forma de quererte cuando no te tenía.. y echarte de más cuando estabas al lado... O esas veces en las que despertaba contigo, aunque no estuvieras y mis brazos sólo pudieran agarrar tu recuerdo en la parte fría de la cama.
Pasamos a esa fase de resurrección en la que traer unos helados por la tarde y dormir en el sofá era lo más "apropiado". Inservible, pero "apropiado".
Y otra vez a intentar dejarme ir detrás del aire que mueve las hojas caídas que deja Octubre, y el otoño tras su paso, pensando que cada una de ellas era un minuto que estábamos desperdiciando en no querernos...
Era como una pared que no me dejaba ver la realidad.
Pero volviste a irte, y empecé a repetirme la misma frase:
            "Cuando quiera volver, que vuelva..."
Irremediablemente se cumplió eso de que uno sólo conserva lo que no amarra, y ahora que pretendes volver, yo no sé si ya me he ido..





jueves, 22 de noviembre de 2012

Lo que quiero.

Que me beses si te beso,
que te enredes en mi pelo, 
que me huelas, que te huelo.
Que los días sean eternos,
que tus ojos, que tu pelo.

Que nunca lleguen las dos,
para no decirte adiós.
Que no tenga que irme otra vez,
otra vez al mismo andén.

Que me acompañes si llueve, 
pero si hay sol también.
Que me toques si te toco, 
que te enredes, si me enredo.
Que me mires si te miro, 
y si te ignoro, llamamé.

Que si no hablo, tú me hables.
Que si no te miro es porque espero,
porque espero que me gires, 
y me digas lo que siento.

Que no pienses, que no pienso.
Que te dejes, que me dejo.


Lucía Seva  22.11.2012



lunes, 22 de octubre de 2012

Hay días..

Hay días que quieres que no acaben nunca, porque son días perfectos, días en los que todo sale tal y como esperabas; cada segundo es igual o mejor que el anterior. Son días que cuando te metes en la cama y te pones a hacer un poco de balance, no te salen las palabras de lo genial que ha sido todo y te limitas a decir: ¡Qué buen día joder!
En cambio, hay otros días, que deseas que no hubieran existido nunca, que deseas no haberte despertado, ni haber salido de la cama, tras hacer balance la noche anterior. Son días que deseas que fuesen lo más breves posible. Son días en los que sólo quieres estar en casa, pero no en la tuya, encerrada en la habitación y desconectar del mundo... Dejar de lado todo lo que pasa a tu alrededor. Y hoy es uno de ellos...

Pero sabes que no puedes, que tienes que salir de esa cama, y afrontar el día con tu mejor sonrisa. Y ponerte tus nuevas botas, aunque no llueva, sólo por la ilusión de pisar los charcos. 
Aprender a bailar bajo la lluvia, nunca está de más, aunque no llueva.. 
Hay que aprender a mirar bajo nuestros pies, pisar el suelo a pesar de los charcos, y que no nos importe mojarnos. Antes o después sale el sol, y que lo haga por donde quiera, que aquí estoy yo.



Lo mejor que nos puede pasar es volver a ser niños, porque definitivamente, las rodillas raspadas duelen menos que los corazones rotos...



Lucía.

domingo, 21 de octubre de 2012

Cosas que nunca te he dicho.

La impaciencia que tengo en ciertos aspectos no me permite guardar cosas a largo plazo. Nunca se me ha dado bien hacer colecciones.
Sin embargo, hace poco, descubrí que, durante mucho tiempo, he ido creando una, sin tener siquiera consciencia de ello.
Mi colección la forman las cosas que nunca te he dicho.
(Cómo no, tenía que tener algo que ver contigo).
Metáforas aparte, si sabes buscar bien, podrías encontrar en algún lugar de mi cuarto un par de cuadernos: uno morado y otro beige, llenos de frases inconexas que, desde el primer trazo, intentaban marcar un antes y un después en mi concepción de lo que "necesito".
Durante mucho tiempo tuve más cosas que decirte de las que yo misma, que siempre he sido de pocas palabras, podía abarcar, y eso me llevó a escribirlas.
En la página número tres, plasmé la forma arrasadora de mirarme que tenían tus ojos la primera vez que te vi después de años.
Recuerdo haber llorado encima de la página catorce, (dónde aún quedan los rastros salados de dos gotas que recorrieron mi mejilla) en la que sólo hay ocho letras conjugadas formando dos palabras (tan efímeras en tu boca como una cerveza en tus manos).
En la número veintitrés, conseguí por fin dormir toda la noche de un tirón.
La treinta y seis me vio sonreír contándote que estaba feliz después de todo. Que otros ojos me miraban parecido a como tú lo hacías. Fue la primera vez que escribía "todo va bien", recuerdo incluso haber usado exclamaciones.
Después, la página cincuenta, ajustó mis cuentas pendientes y le dijo adiós definitivamente al nuevo encuentro de hace años, y me sentía mal, pero feliz. Como una de esas veces en las que crees que estás soñando pero todo está pasando en realidad.
Invertí cincuenta noches rellenando cincuenta páginas en las que sólo plasmaba la suerte que tuve al conocerte. Quizá esperabas algún "Te echaré de menos", o uno de esos jodidos "Ojalá no te hubiera conocido nunca"... pero no fue así. Me hice la fuerte. Soy fuerte. Y aunque me moría de ganas de decirte que te iba a echar de menos, me las aguanté. (Como una campeona). Ni una de esas páginas dice nada de eso, me lo tomé lo mejor que pude y seguí adelante.

Creo en la inercia, creo en el destino y sobre todo: Creo en que el tiempo pone cada cosa en su lugar. Y yo aún tengo muchas páginas en blanco en mi cuaderno.


domingo, 30 de septiembre de 2012

Un adiós, un comienzo nuevo.

 Estoy triste por lo que dejo atrás, pero a la vez soy feliz porque tomo mis propias decisiones y de una vez por todas, tengo el coraje de empezar a andar hacia el futuro. He aprendido que algunas veces hay que arriesgar para que las cosas salgan bien, que alguna vez para conseguir un sueño hay que seguir un camino incierto.
Pero que caer es sólo parte del juego, y el único secreto es volver a levantarse. Algunas veces puede parecerte que ya nada tiene sentido, pero la vida siempre encuentra la forma de tirar adelante. También he comprendido que alguna vez hay que romper con el pasado para conseguir lo que queremos y aunque toda ruptura nos causa un dolor, sólo al alejarnos entendemos que lo que hoy nos parece un final, mañana será el principio de una nueva historia. 




Por eso a partir de ahora he decidido vivir, dejar el pasado atrás y centrarme en el presente y en las oportunidades que éste me ofrezca. Planear un futuro quizás incierto, pero con ganas. 


Lucía...



martes, 18 de septiembre de 2012

Nos faltaba el compromiso.

Pobre ingenua, creí en los momentos del pasado,
tan crédula era que aposté todo lo que tenía en un libro que ya había acabado.
Caminé sobre las vías del tren,
buscando un nuevo camino abandonado,
para llenarlo de sueños e ilusiones y vaciarlo de todo llanto.
Con mi risa soñadora le di color a cada nuevo momento que compartimos.
Lo que no sabía es que de los sueños se despierta,
y que nada puede volver a ser lo que era,
por mucho que se quiera.
Me dijeron: "Las segundas partes no son buenas", 
pero para mí parecía que sí lo eran.
Pobre ingenua, por creerlo a la primera, 
no sobrevivimos ni una primavera. 
Del color de mi sonrisa, pasamos al gris de su prisa.
De encuentros a escondidas, pasamos a más mentiras.
La gente no cambia, yo lo dije en su día.
Me cegué buscando a alguien que no conocía.




Lucía...

lunes, 10 de septiembre de 2012

No culpes a nadie.

Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente tú has hecho lo que querías en tu vida.

Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote. El triunfo de la persona de verdad surge de las cenizas de su error.

Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala. De una manera u otra es el resultado de tus actos.

No te amargues por tu propio fracaso ni se lo cargues a otro. Acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño. Cualquier momento es bueno para comenzar, y ninguno es tan terrible como para darse por vencido.

No olvides que el motivo de tu presente es tu pasado, así como el porqué de tu futuro será tu presente.

Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones. Piensa menos en tus problemas y más en tu labor, y éstos desaparecerán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y dejarás de ser un títere de las circunstancias. Porque tú mismo eres tu destino.

Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer. Tú eres parte de la fuerza de tu vida, ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados.



Los hilos del corazón mueven mi marioneta...


Lucía..